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Section 8.4 Spanish - NÚMERO PEQUEÑO Y LOS ZORRUELOS

Escrito por: Mark MacLean y Veselin Jungic

Ilustrador: Jess Pollard

Narrado en español por: Christian Rosete

La luna llena sale sobre el horizonte e ilumina los pastizales, que tenían una ligera capa de nieve de invierno que había caído el día anterior. La luz de la luna entraba por la ventana e iluminaba el cuarto, en el que Número Pequeño, su hermana, Número Perfecto y sus primos estaban sentados alrededor de la chimenea, hablando sobre el nuevo par de zorruelos que se habían asentado ese día cerca de las rocas junto al arroyo, en el extremo más alejado del rancho de sus abuelos.

El abuelo se sienta silenciosamente en su silla, en la esquina, sin mostrar su propia emoción por el regreso de los zorruelos en el área, en la que no se habían visto desde que su padre era un jovencito. La abuela entra y cierra las cortinas, causando que los niños levantaran la vista de su juego cuando la habitación se oscureció. Los chicos sabían que pronto seria tiempo de ir a la cama, así que entusiasmadamente empezaron a molestar a la abuela con preguntas sobre los zorruelos para distraerla.

“¡Por favor, abuela! ¡Dinos acerca de los zorruelos! ¡Por favor!” Ellos rogaron al unísono. “¿Cuándo tendrán bebés?”

El abuelo tenía una chispa en sus ojos, notó su intención y siguió el juego. “Sí, abuela, dinos acerca de los zorruelos.”

La abuela le lanzó al abuelo una dura mirada que pudo haber congelado agua en mitad del verano, antes de disolverse en una suave sonrisa, mientras se sentaba en su silla y miraba hacia abajo a los niños que se habían juntado a sus pies.

Ella no empezó a hablar en seguida, sino que espero pacientemente hasta que los niños inquietos se calmaran y dejaron de hurgarse y molestarse unos a otros.

“Los zoruellos pequeños siempre obedecen a sus padres. Siempre” Número Pequeño se sonrojó cuando se dio cuenta que su abuela estaba mirándolo directamente a él. El trató de creer que un leve giro de su sonrisa apareció en su rosto antes de que ella lo apartara de su mirada y volviera a su historia.

“A los zorruelos les gusta salir tarde en la noche, justo antes de la primera luz del amanecer. Muy rara vez los verás durante el día. Cuando el aire sopla, mamá zorruela se esconderá de éste en su guarida y solo saldrá cuando pare. Una vez que sus cachorros nacen, ella se queda en su guarida con ellos y solo sale a cazar, así ella puede continuar cuidando a sus cachorros.”

Número Pequeño la interrumpe. “¿Ella sale a cazar todos los días?”

“No, no todos los días”, ella responde. “Cuando ella va a cazar, ellos se quedan atrás en la guarida y esperarán por ella. Ellos saben que no deben dejar la guarida cuando ella no está. Los cachorros no saldrán de la guarida hasta que sean los suficientemente grandes.”

“Pero ¿qué tal sobre el zorruelo macho abuela? ¿El no ama a la zorruela hembra y quiere quedarse con ella?” Interrumpe Número Perfecto. Número Pequeño redondea sus ojos. Parece que su hermana siempre habla sobre chicos últimamente.

Antes que le abuela pudiera responder, el abuelo habló suevamente: “El zorruelo macho ama a la zorruela hembra y quiere estar con ella.” Él miró a la abuela cuando dijo eso y ella asintió con la cabeza, sus ojos sonriéndole a él.

“Si, Número Pequeño, el zorruelo macho quiere quedarse con su pareja por todo el tiempo, y ella lo quiere cerca. Ellos se sentarán bajo la luz de la luna esta noche y sentirán la felicidad de regresar a su hogar en este territorio. Ellos pertenecen aquí a los pastizales. El búfalo lo sabe y se sentirá contento de que los zorruelos están haciendo su hogar cerca de él. Él los visitara esta noche para darles la bienvenida a su hogar.”

“¿Pero cuándo tendrán bebés, abuela?” Número Pequeño pregunta sollozante.

“Pronto. La guarida donde ella vive no es lo suficientemente grande para que el zorruelo macho entre también, cuando ella tenga sus cachorros, él vivirá cerca y querrá verla tan seguido como pueda. Pero ella saldrá a cazar, así que él debe ser paciente.” Ella miró al abuelo, quien sonrió y asintió con la cabeza.

“Él querrá verla de nuevo bajo la luz de la luna para compartir el recuerdo de la felicidad de este día, el día que ellos han regresado a casa. Él sabe cuántos días el tendrá que esperar y hace una marca en la pared de su guaria por cada día que pasa, así puede llevar la cuenta del tiempo.”

“¿Cuándo será eso, abuela?” Preguntó Número Perfecto.

La abuela miró hacia abajo y no dijo nada por un rato. Ella estaba pensando por largo tiempo. Los chicos empezaron a inquietarse, pero pararon cuando ella miró hacia arriba.

“Se verán cuando ella venga a cazar bajo la luz de la luna llena dentro de doce cuartos de luna contando desde ahora”, dijo la abuela con certeza.

Número Pequeño ladeó su cabeza y lució desconcertado. “¿Cómo sabes eso abuela?”

“Sé que tan seguido el zorruelo saldrá a cazar”, dice la abuela.

“¿Qué tan seguido es eso, abuela?” Los niños dijeron al unísono.

Ella no dijo nada porque vio que los chicos estaban tratando de encontrar la respuesta.

“¡Lo sé, lo sé!”, gritó Número Perfecto. Ella brincó, corrió hacia la abuela, y subió a su regazo. Ella secreteó algo al oído de la abuela y sólo ella pudo escucharla.

La abuela sonrió, “Tu eres astuta, Número Perfecto.”

Pregunta: si el zorruelo deja su guarida en intervalos regulares, ¿qué tan seguido el zorruelo deja a sus cachorros para ir a cazar?