Skip to main content

Section 12.3 Spanish - NÚMERO PEQUEÑO Y UN PERRO, UN CONEJO Y UN SACO DE ZANAHORIAS

Escrito por: Veselin Jungic y Donna Gerdts

Ilustrador: Bethani L'Heureux

Narrado en español por: Laura López y Christian Rosete

Número Pequeño es un jovencito que se mete en muchas travesuras. Vive con su familia en una casa cerca del arroyo, mientras su abuela vive en una casa al otro lado del arroyo.

Es un hermoso día de verano y la mamá de Número Pequeño le dice: “¡Número Pequeño, prepárate! Hoy vas a visitar a la abuela. La ayudarás a cortar y apilar la leña. También la ayudarás con su jardín. Hay mucho trabajo que hacer en esta época del año.”

Número Pequeño dice: “Bien, iré. ¿Puedo llevarme a mi perra conmigo?”

“Sí, hijo, puedes llevarte a Rizada. Pero tendrás que cargarla al otro lado del río porque no le gusta mojarse.”

“Rizada, eres una perrita muy buena. ¡Vamos a correr!”

Para llegar a la casa de la abuela, Número Pequeño y Rizada tienen que cruzar el arroyo. Van hasta donde hay una curva en el arroyo. El agua es un poco más lenta allí. Número Pequeño recoge a Rizada en sus brazos y salta de roca en roca hasta que llegan al otro lado.

“¡Hola, Número Pequeño!”, dijo la abuela, dándole a Número Pequeño un gran abrazo. “Me alegro mucho de verte.” Rizada los miraba y movía alegremente la cola.

Número Pequeño se pasa la mañana talando la leña y apilándola contra la casa de su abuela. Luego, por la tarde, trabajan juntos en el jardín.

La abuela le enseña todo lo que ella ha plantado: papas, chícharos y zanahorias. “Las zanahorias están listas, y te enseñaré cómo sacarlas de la tierra, limpiarlas y meterlas en sacos.” Número Pequeño arranca muchas zanahorias, y Rizada escarba alrededor y ayuda también.

La abuela dice: “Número Pequeño, entra, he preparado té y pan frito.” Cuando terminan de comer, ella le dice: “Muchas gracias por tu ayuda. Será mejor que tú y Rizada regresen a casa ahora.”

“Me gustaría que agarraras un saco de zanahorias para dárselo a tu madre. Tú ya eres un niño grande y fuerte, así que podrás llevarlo.”

“Y tengo una sorpresa para ti.” La abuela abre una caja y un pequeño conejo marrón salta fuera de la caja. “¡Gracias, abuela!”, grita Número Pequeño.

La abuela sonríe: “Sólo ten cuidado cuando cruces el arroyo.” “Asegúrate de no dejar solos a Rizada y al conejo. Rizada es una perra dulce, pero mira cómo mira al conejo. Además, no dejes al conejo solo con las zanahorias, si no, no te quedará ninguna zanahoria para llevarle a tu mamá.”

Número Pequeño recoge al conejo y al saco de zanahorias y llama a Rizada para que lo siga. Y se dirigen a casa.

Cuando llegan al arroyo, Número Pequeño sienta al conejo y las zanahorias, y la perrita está observando.

Número Pequeño está desconcertado: “¿Y ahora qué hago? Las rocas están muy resbaladizas y sólo puedo cargar uno a la vez.”

Pregunta: ¿Cómo puede Número Pequeño llevar todo al otro lado del río de forma segura en el menor número de viajes posible?